viernes, 27 de enero de 2012

La pico de loro

Ha llegado la hora del viaje iniciático, del rito sagrado, de cerrar los ojos y adivinar cuantos colectivos con rampas para discapacitado pasan por Avenida de los Incas en media hora determinada.
El jugador de truco ideal es aquel que puede llegar a creer su propia mentira, aquel que, con 23 para el envido, seguro de si mismo, piensa en cantar la falta y, al hacerlo, por obra y magia de su enfermiza psique, sus cartas se transforman entre sus dedos, se derriten ante su vista, cuan un chocolate Kinder al calor de una cortina incendiándose, para luego recobrar nueva forma, y así una sota se transforma en 6, y un 3 miserable se recrea en un 7, y el dios de todos los dioses además quiere que sean del mismo palo, y ahi obra el milagro, la mentira se transforma en verdad, lo apócrifo se torna cierto, sus córneas reflejan 33 rampantes unidades que lo llevarán al triunfo, a la admiración de sus seres queridos, al remanido chiste que reza "hace cuanto que no la ponés?", y, así, sublimado por su propia exacción ilegal, grita, airoso, a los 4 vientos, grita, decíamos ,"FALTA ENVIDO", agregando un somero "CARAJO!" si es que su religión se lo permite. Y llegados a este punto cabe preguntarnos si efectivamente está mintiendo a sus congéneres de timba, si es que se está mintiendo a si mismo, o si solo su bravuconada refiere lo que su mente febril le manda, engañada por su propia mentira.
Decíamos entonces que ese es el jugador de truco ideal, el summum del síndrome de Tourette, el non plus ultra, que digo, el non bis in idem, el nemo turpidurem de todos los anchos de espadas del mundo.
Sin embargo, hemos de concluir que no...
La mentira tiene patas cortas, como el cocodrilo que se metió en la cueva, por mucho que haya asomado luego las fauces...
Y si no la descubren los demás, será descubierta por el propio embustero.
No hay peor mentiroso que aquel que cree su propia mentira.
Un antílope y un águila real se paran frente a Tertulio, el Asombroso Hombre - Mondiola. Uno ríe, o tiene sueño, vaya uno a saber. El otro teme, y quiere metamorfosearse, pero no puede, y probablemente nunca pueda. Por encima de ellos, un espectro monstruoso observa, sobrevuela, expecta, saca fotos y da órdenes.
Por debajo, una doncella duerme.
Y casi todos creerán ser felices.
Salvo el espíritu sin omóplatos, a quien nadie le convida ensalada.
Korpúskulo de Golgi, chofer del micro que traslada a Kotorra Kon Katarro de un lado para otro en sus interminables giras, nos cuenta que "el konfuso kamino kreativo kon ke K.K.K. se desevcuelve en este marko kultural kambiante, no kondiciona en absoluto las kualidades de sus kehaceres musikales". Entonces, adelante con el adelanto de su nuevo disco, "Koneksión Eléktrika Klandestina", intitulado "Nunca Jamás" en el cual se nota, y por mucho, la mano de Adam Olenius y sus compinches de Shout Out Louds.
Primera lección para llevar el Mondiomóvil a buen puerto: desactivar el freno de manos.
Por lo demás, sentite como en tu casa...