lunes, 27 de septiembre de 2010

Todo brilla, resbala, y se vuelve reglamentario

-"Ves, ahi es donde te equivocás. Alguien dijo que Dios no juega a los dados, otro sugirió que nuestro amo juega al esclavo, y un tercero, por fin opinó que se dejaras de comer anteojos de lectua bifocales con tanto aumento podrías entender mejor el comportamiento de una hamaca paraguaya. Pero en definitiva, bien que se juega unas fichitas a la ruleta, de vez en cuando. Dios, digo, no Kele Okereke"
-"No, claro que no. Por ejemplo, ahi tenes lo que dicen los estudiosos del Nuevo Libro Gordo de Petete... Primero fue la loma, después el orto... pero fue a propósito, entendes, primero creo una loma, y ahí agarró y te creó el orto. La lógica indicaría que los sucesos se desencadenaron a la inversa, pero las probanzas históricas son innegables..."
-"Y para que hizo semejante huevada, me podes explicar?"
-"Y, los caminos del señor son inexpugnables, viste"
A tan solo una libreta de esas que tenian una llamita en su tapa (una llama de los animalitos, no de eas que prenden fuego cosas) de distancia de hallar el fracaso absoluto en una nueva intemperie de impertinencias y exégesis de hechos que quizá nunca ocurrieron, y, de haber acaecido, nunca debieron haber pasado, Tertulio, el Asombroso Hombre - Mondiola, debate con el Muchacho Arbuisto acerca de las posibilidades de que algo sempiterno e intangible haya podido crear un ser mitológico que es capaz de introducirse dos bizcochos de grasa 9 De Oro en la boca y sorber un trago de mate amargo al mismo tiempo, solo para deleitar su paladar con semejante perversidad meriendil, y por el otro, a Kele Okereke.
La discusión, que se esparce entre las volutas de humo que deja un cigarrillo imaginario, dado que ninguno de ambos fuma, se desplaza, como brillantina de color fucsia sobre el papel lleno de plasticola de un caracol demente, toma nuevos rumbos y direcciones, se permeabiliza y absorbe un librode tapa dura por entre sus poros.
Pero el deber llama, y es hora de un nuevo capítulo en la lucha contra la adversidad.
El mal explota, como revienta una ampolla (o "flictena", como gustan de decir en Palermo Kele Okereke) y salpica con su icor de severidad el alma de aquellos que han sido vejados por una vieja, pero aún no lo saben.
Mientras tanto, Kortázar Kareta, nuevo fagotista de Kotorra Kon Katarro, explica de esta manera el creciente éxito de su banda. "Ke una banda komo Ozma haya decidido kortesmente kantar una kancion de nuestra kreacion, es algo ke nos llena de júbilo el alma". Porque Kortázar Kareta habla con K. Pero sueña siempre en mil distinto tonos de verde, eso sí.
Y entonces, sin mayores prolegómenos, oigamos a Ozma haciendo un kover de K. K. K., el cual se ha dado en llamar "Baseball"
Cosas sorpredentes ocurren cuando logras introducir una lombriz solitaria por un tomacorrientes.-

lunes, 13 de septiembre de 2010

Dentro de la carpa de un circo, hasta el mono más dócil parece un costurero

El tiempo, en sí mismo, y no considerado como la línea semirrecta con que una lombriz suele confundir a su pareja en una noche de pogo de lumbrices e isocas que se evenden al costado de la ruta, en una clara insinuación a pegar posters pagsa en la última pared del arrepentimiento, sino visto desde un costado, es cuan una cinta de correr puesta a velocidad media. O como un medidor de luz, donde la ruedita esa que tienen los medidores de luz está colocada en forma transversal, un tanto oblicua y ligeramente sobornada para no caer en la triste trampa de la ley de gravedad.
El hijo bastardo de un pulpo y un trapo rejilla inunda la orbe con sus cánticos de sirena, mientras arroja ositos de avena sobre los desprevenidos transeuntes, quienes, creyendo que el día del juicio se acerca, se entregan al desenfreno y al consumo desbarrancado de sopapas, con las que pretenden adherirse al pavimento para no ser arrancados de la esfera celeste por los jinetes que el apocalipsis regala en cada una de sus páginas.
"Arregle el encéfalo esténcil"...
Aun habitante del inframundo que el pasaje de lo onirico a lo tangible crea en nuestras mentes, en ese delicado instante, ni más ni menos, Tertulio, el Asombroso Hombre - Mondiola siente que, cuan un boomerang de hielo picado fino arrojado por un gato muerto relleno de bebés rellenos de vidrio molido, un insistente reclamo atraviesa su médula espinal y lo reclama, precisamente.
"Atendé el teléfono, imbécil"...
Ahora sí, la voz inconfundible del vecino botón que lava el auto escuchando música de mierda termina por traer a nuestro héroe de regreso a la tierra de los vigilantes.
"Quien habla...", musita, ordena más que pregunta, regurgita, el valeroso enmascarado, aunque en el fondo de su ser hipotetiza la respuesta. Y, como es su costumbre, tal dechado de adivinación se ve confirmado. Loable proeza, si no fuera por la inapreciable ayuda del identificador de llamadas.
El Joven Langosta ha vuelto.
Tal y como suele hacer, esta vez requiere la imperiosa colaboración de Tertulio para dar con una cuchara que ha extraviado dentro de una mochila.
"No podés mover tus contactos?", pregunta.
Antes de responder, Tertulio sopesa en su tráquea (que, producto de la ingesta desmesurada de aspirinetas, luce hoy semejante a un búfalo perseguido por un tractor) la posibilidad de mandarlo a la mierda. Lo contiene como único obenque de un puente Zárate - Brazo Largo a punto de desmoronarse sobre una chata arenera, el recuerdo de aquella vez que, siendo alrededor de las 07:00 horas de un día cuasi primaveral, soleado pero fresco y desmejorando por la tarde, lo ayudó a ajustar un borne del Mondiomovil. Del otro lado de la balanza coloca la vez aquella en que, obligado por las circunstancias y oculto bajo una manta de esceptisismo, mandó a una ayudante (para no dar la cara) a pedir sillas prestadas. O las interminables noches enteras cocinando un pollo al horno y mirando películas en Cinecanal. O el día en que a vieja de arriba hacía umbandas y tuvo el coraje de llamar a las 2 de la mañana para preguntarle si él también las escuchaba. O la ocasión en que tuvo que hacerle frente solo a un boliviano enfrecido tras un desplante de un Impetuoso Joven Langosta...
"Bueno, voy a ver que puedo hacer".
Una no muy larga lista de frases solemnes cuenta en su haber Tertulio, y que las reserva solo para ocasiones especiale. Luego, cuando repasa los acontecimientos, las repite, pero su voz, en su imaginación, suena a la vez ominosa, cargada de experiencia y tristemente definitiva. La utilizada esta vez fue casi con un tono de reproche. "Pero dos mentiras no hacen una verdad". Y ese fue el punto final.
Pocas cosas hay más infinitas que un ocho acostado, salvo, quizá, el nuevo éxito de Kotorra Kon Katarro, "No vengas Corriendo" (el cual cuenta con la colaboración de Dave Allen y los demás integrantes de Hal) y que fuera utilizado por "Asociación Civil Luchemos por laVida" para su nueva campaña de respeto a la línea amarilla.-