Pasado, presente, futuro, todo es mas o menos lo mismo. En la gran tortilla intergaláctica, nosotros seríamos los huevos, la antimateria, la cebolla y Dios el chorizo colorado.
La papa, por supuesto, son los padres.
En un espacio del que los escritores y poetas que trabajan de otras cosas abusan sin miramientos, llega Tertulio, el Asombroso Hombre - Mondiola, para acabar con esa creencia (infundada, por cierto) de que todos llevamos un Arjona adentro.
Pero no de esos besugos que salen del alma, como si en vez de espíritu tuviéramos una cloaca y de allí manaran cientos de manatíes con su inconfundible aroma a alcohol en gel, no un besugo de la primera hora, no un besugo auténtico... sino un Besugo A Sueldo, el mercenario de los besugos, imberbe, demoníaco, un gurka ictícola, de uno de esos estamos hablando. Así, pues, Besugo a Sueldo, recorres un Océano Pacífico hecho de lava hirviente y burbujas, entre las abisales profunidades de las fosas nasales de dios (y todos sabemos cuál es la mas profunda, aquella donde en un universo paralelo se enseña que la última guerra mundial se desecnadenó tras estibar -o “palletizar”, como dicen en Palermo La Matanza- un sinfin de glóbulos rojos uno arriba del otro y después dárselos a un perro en forma de morcilla de hielo) y solo atinas a salir a la superficie para dejar marcados los surcos que una aleta caudal caprichosa y desenredada traza entre explosiones y desencantos.
Besugo A Sueldo, eres la vergüenza del ser nacional. Besugo a Sueldo, estoy tras tus pasos, aunque te disfraces de víbora de coral y entre todos tengamos que cantarte el feliz cumpleaños. El círculo se cierra, las redes se aproximan una a otra, tus días están contados.
Fui entonces tan feliz que, de tanto abrir la boca, mi mandíbula cayó sobre el parquet. Una expresión de asombro recorrió la conferencia de prensa, mientras todos miraban el maxilar inferior, que parecía haber cobrado vida propia y semejaba reirse de la concurrencia, con una carcajada muda y sin un diente, ese que me extirparan a la tierna edad de 16 años (que, de hecho, creo que sería el único detalle en particular por el que el observador avezado distinguiría ese cóndilo de cualquier otro. Si vendiera maxilares por Mercado Libre, tendría que poner “Mandíbula batiente, pero sin un diente”. No se cuantas ofertas cosecharía, pero es cuestión de hacer la prueba). Así, pues, el parquet (o “moqueta”, como dicen en Palermo City Bell) ostentaba esa risa, y Besugo a Sueldo la miraba, embobado, escondido tras una viga del tinglado. Yo creo que ese fue el momento en que percibió lo que todos sabíamos desde un principio y decidió, finlamente, darse a la fuga, los ojos llameantes y las escamas encandiladas por quién sabe que reflector. Antes de difuminarse, no obstante, gritó con su voz estentórea “Si vas a decir algo interesante, decilo, y si no callate la boca, que ya me estás hinchando un poco los huevos”.
Por eso se recomienda que, antes de inflar un pez globo terráqueo, hay que colocar el pico del inflador (o "piripichu", como lo llaman lso habitantes de Palermo Choele Choel) contra el viento, y dejarlo así un par de horas.
Los inarticulados estertores e ininteligibles alaridos de Kornuda Konsciente, nueva korista de Kotorra Kon Katarro, hicieron pensar a mas de un advenedizo que Björk finalmente, y tras sus denodados esfuerzos en tal sentido, se había inkorporado a la banda mondiolense. “Es más, el nombre tiene K y una `o´ con dos puntitos encima, sería ideal”, dijo uno de sus fans más avispados. Pero no, Björk está muerta, y nadie puede hacer nada al respecto. Sin perjuicio de ello, aquí nos traen su último corte de difusión, "Extrañaba El Bote", con la inapreciable participación de Isaac Brook y toda la troupê de Modest Mouse. "Nos estamos poniendo medio p***tos", explican desde los kuarteles de invierno de K. K. K. "pero nos gusta la parte de los enanos haciendo palmas y contando chistes".
Habrá que creerles nomás...
Esbozó una sonrisa metálica, aunque no por ello menos cautivante, reflejando en sus encías la más maravillosa música. Luego colocó 17 bolsas de tipo camiseta una dentro de la otra, y anudó las asas de la más grande con una precisión envidiable. Así, al igual que un mundo dentro de otro mundo, de una mamushka que aborrece su destino, dejo de ser una nada para convertirse en algo un poco menos tangible.
Una cuestión de vida o muerte entonces se desparramó entre los presentes. Como un mosquitero al que le faltan dos tornillos con sus respectivos tarugos para quedar bien ajustado a la pared de la verdad. “Es que los ladrillos huecos del firmamento están revocados con teoremas y unidos con la argamasa (o “Portland”, como se dice en Palermo Portland ) de hipótesis ad hoc, solo confeccionadas paara explicar lo inennarrable hasta el punto en que el explicando se harte las pelotas y diga `ya basta´” comenta al pasar Terulio, aunque está casi seguro que nadie le presta atención
“Kansado de ke los chinos de aka a la vuelta me kaguen kon e kambio en kada okasion ke kompro karamelos, aproveché para enamorarme de una kajera del Koto. Komo no se me okurría komo konkistarla, akudi a mi amigo Mark Ribot Y Su Perro de Cerámika rekiriendo su kolaboración, a lo kual se prestó kontentísimo. Así kompusimos esta bonita kanción”. De esta manera Kartera de Klientes, nuevo gaitista de Kotorra Kon Katarro nos explicaba el “tras bambalinas” de su nuevo éxito, “Para Malena”, el que alcanzó el puesto Nº 3 en el Top Chart de Malawi.
“Te equivocás”, respondó ella entonces. “No estoy nerviosa. Solo que un extraño efluvio a lechuga mantecosa emana de tus axilas. Y el bigote no te hace juego con el cinturón de seguridad. Entendes? Ya no te quiero. Y, como no podía ser de otra manera, lo cierto es que nunca quise que esto terminara así”
“No”, dije entonces. “Puedo cambiar. Puedo cambiar las lamparitas de las habitaciones más escuetas de tu alma. Puedo cambiar el alternador, o atarlo con una correa a la cucha de un perro que ha recibido (o no, nunca lo sabremos) un escopetazo por matarle las gallinas al vecino y, encima, de yapa, como si eso fuera poco, tras cartón, tiene el tupé de pedirle un peso pa´la birra, habrase visto.”
“No aguanto más. Es martes a la noche y ya no tengo más credito. Terminemos con toda esta mierda. No entramos los dos por la misma puerta, ergo, no saldremos por el mismo pasillo”
Ese fue, palabras más, palabras menos, el último diálogo que mantuvo nuestro héroe, Tertulio, el Asombroso Hombre Mondiola con uno de los tantos caciques de la Gran Olla Popular En La Que Se Cuecen Habas (como en todos lados) y el Estofado Con Osobuco Pero Sin Arvejas (ya que tiene habas) de la Justicia.
Adulado por un badulaque, entonces, embebido en beduinos que imitan a Badía, recorre, a bordo de su Mondiomóvil, las distancias más imaginarias, ida y vuelta, en un patrullaje. Intensivo, sí, pero francamente estéril.
“No todo lo que exuda pinolux de limón es Mondiola”, reza una calcomanía (o “pegatina”, como dicen en Palermo Virrey del Pino) en el mundano paragolpes trasero de un camión. Y eso hace pensar a nuestro héroe lo difícil que puede ser trabajar de espejo. Porque, por más esfuerzo que uno haga, cada uno va a ver lo que quiera ver reflejado. E, invariablemente, al verse, todos dicen “ese soy yo”, aunque la imagen que devuelve uno esté referida al vecino que lava música escuchando un auto de mierda. Entonces el espejo (o sea, yo, continúa el razonamiento nuestro amigo) tiene ganas de decirle “no, no, no sos vos, es el de acá al lado...”. Pero calla. Es que, como dice el Sagradísimo Libro de Don Tito, El Camionero que Toca la Verdulera: “Hete aquí lo que os digo, quien sepa ver, que mire. Quien no sepa, que abra los ojos y observe. Y el que no, que se pase un saquito de te verde por el ojete y se fije como le queda. Para eso, antes, que aprenda a ver. Y así...”.
Todos estaban allí, observando, escudriñando, oteando la lontananza con una longaniza a guisa de telescopio. Todos, mis amigos, mis enemigos, una cajera del Coto, el murciélago chileno con su colección de hematocritos y hasta gente que no conocía. Todos blandiendo una longaniza, pegada al ojo, ora el derecho, ora el izquierdo. Y todos, pero todos, estaban tomando Alka Setzer Orchestra, comprimido, 200 mg.