El sentimiento católico apostólico rumano de la caridad ajena se asemeja más a un caballo alazán que corre desesperado, crines al viento, por un camino vecinal adoquinado con pecarís en celo en busca de la calesita eterna que lo conducirá dando vueltas como un jugador de metegol, pero para otro lado, hacia el futuro y el más allá, qu a una pelopincho vacía, por ejemplo.
Cuando el viejo adagio que reza "dime con quien andas y te diré quién eres" se transforma en los labios del mentor en "dime en que esquina esperas encontrar un billete de cien pesos que no sea en realidad una entrada de circo camuflada y te diré qué bondi te deja más o menos cerca", es hora de empezar a pensar que las calcomanías de Shrek que uno pega en la heladera en realidad están diciendo más de lo que aparentan decir.
Esto me recuerda que en una época tuve una obsesión, cual era la de pegar miles de imanes en mi heladera nueva para así protegerla de la mugre y, de paso, evitar tener que limpiarla. Es que la vida de un luchador incansable e incontenible por la justicia no deja muchos resquicios temporales para dedicarse de lleno a este tipo de quehaceres. Desistí al comprobar empíricamente que era mucho (pero mucho) más dificil desengrasar los imanes uno por uno. No obstante, dejé algunos que me traen gratos recuerdos, como el de la casa esa de empanadas donde hacían unas que traían chorizo colorado, locro y puercoespín, que a ella le desagradaban tanto, pero a mi me hacían delirar de felicidad. Hoy día, el solo ver el imán referido me trae sensaciones de chorizo colorado, FM Aspen y su voz diciendo "sos un tarado" o "dejame acá".
Pero así fue como conocí a la señora que tapa cañerías.
Disfrazada de paperas leporinas, la Maldad se hizo presente en el umbral de la puerta de mi vecino (el disfraz no la dejaba ver bien la numeración. El vecino, botón si los hay, y miembro estelar de la Eterna Congregación de Humanos que Lavan Autos con un Trapo en la Vereda un Sabado a la Tarde Mientras Escucuhan Música de Mierda y Confunden un Gacel con una Ferrari, soltó, despreocupado, un "Ah, no, lo del Hombre Mondiola es acá al lado", regresando de inmediato al a contemplación de la televisora color, donde Fernando Niembro relataba entusiasmado el cotejo entre Papúa - Nueva Guinea y Antillas Holandesas. Bueno, así fue que me encontró la Maldad) y, tras lo que acabo de relatar, pulsó el timbre de mi Mondio-Guarida. A pesar de su enrevesado camuflaje, pude distinguir en los ojos de la falsa Papera Leporina el brillo de autosatisfacción y complacencia que tan bien conocía. Acudiendo a una triquiñuela aprendida de los Ancestros Ancianos de Mondiolandia, grité, con voz finita, desde adentro y sin hesitar "No, ya dimos".
En el próximo epidosodio, Tertulio embosca a diez barrabravas de Victoriano Arenas poniendo una chinchilla afeitada conectada a 220 voltios adentro de un Renault 9.-
Cuando el viejo adagio que reza "dime con quien andas y te diré quién eres" se transforma en los labios del mentor en "dime en que esquina esperas encontrar un billete de cien pesos que no sea en realidad una entrada de circo camuflada y te diré qué bondi te deja más o menos cerca", es hora de empezar a pensar que las calcomanías de Shrek que uno pega en la heladera en realidad están diciendo más de lo que aparentan decir.
Esto me recuerda que en una época tuve una obsesión, cual era la de pegar miles de imanes en mi heladera nueva para así protegerla de la mugre y, de paso, evitar tener que limpiarla. Es que la vida de un luchador incansable e incontenible por la justicia no deja muchos resquicios temporales para dedicarse de lleno a este tipo de quehaceres. Desistí al comprobar empíricamente que era mucho (pero mucho) más dificil desengrasar los imanes uno por uno. No obstante, dejé algunos que me traen gratos recuerdos, como el de la casa esa de empanadas donde hacían unas que traían chorizo colorado, locro y puercoespín, que a ella le desagradaban tanto, pero a mi me hacían delirar de felicidad. Hoy día, el solo ver el imán referido me trae sensaciones de chorizo colorado, FM Aspen y su voz diciendo "sos un tarado" o "dejame acá".
Pero así fue como conocí a la señora que tapa cañerías.
Disfrazada de paperas leporinas, la Maldad se hizo presente en el umbral de la puerta de mi vecino (el disfraz no la dejaba ver bien la numeración. El vecino, botón si los hay, y miembro estelar de la Eterna Congregación de Humanos que Lavan Autos con un Trapo en la Vereda un Sabado a la Tarde Mientras Escucuhan Música de Mierda y Confunden un Gacel con una Ferrari, soltó, despreocupado, un "Ah, no, lo del Hombre Mondiola es acá al lado", regresando de inmediato al a contemplación de la televisora color, donde Fernando Niembro relataba entusiasmado el cotejo entre Papúa - Nueva Guinea y Antillas Holandesas. Bueno, así fue que me encontró la Maldad) y, tras lo que acabo de relatar, pulsó el timbre de mi Mondio-Guarida. A pesar de su enrevesado camuflaje, pude distinguir en los ojos de la falsa Papera Leporina el brillo de autosatisfacción y complacencia que tan bien conocía. Acudiendo a una triquiñuela aprendida de los Ancestros Ancianos de Mondiolandia, grité, con voz finita, desde adentro y sin hesitar "No, ya dimos".
En el próximo epidosodio, Tertulio embosca a diez barrabravas de Victoriano Arenas poniendo una chinchilla afeitada conectada a 220 voltios adentro de un Renault 9.-