viernes, 29 de enero de 2010

Si tu novia te eructa en la cara, no te quiere taaaaaaaanto taaaaanto

Y menos si de su esofago emanan efluvios de mortadela. O de salchichón primavera.-
Y ni hablar si cuando le ofreces un alfajor de una caja (intacta) que tu madre te trajo desde algún recóndito lugar de la costa uruguaya, lo primero que hace es atacar los de chocolate, esos que uno guarda para el final, porque los de dulce de leche y los de mandioca en almibar son un vómito. En fin...
Tertulio ha conocido el sinsabor. Ha degustado de cerca el inconmensurable gusto a nada. Ha paladeado, si se quiere, el amargo icor de que te afanen las cosas de adentro del auto.
Porque a Tertulio, el asombroso Hombre - Mondiola, le han cometido ilícito.
De algún modo extraño, subrepticio, escueto, cocorito, intangible, algún NN le sustrajo varios efectos del interior del Mondio-movil.
La baliza reglamentaria, el mondiocinturón, una llave inglesa, una llave francesa, una llave irlandesa, un café irlandés, un irlandés propiamente dicho, un dicho popular, la lengua popular, una lengua a la vinagreta, un vinagre a la lengüeta y, por sobre todas las cosas, eso, eso que tanto apreciaba, eso, eso que dijo "no lo bajo, total..." eso, que ahora le va a salir como cuatro lucas comprar uno nuevo, y que tanto valor sentimental tenía.
Como si todo lo anterior fuera poco, mientras discutía con la Mujer-Caracol acerca de temas realmente intrascendentales como si el olor a cera para pisos es rico o no, o que pasaría el día que se muera al ultima ballena (a todo esto, Tertulio opina que ese día el nivel del mar descenderá abruptamente. "Es sencillo", dice - "a mas ballenas, mas volumen de agua desalojan, menos ballenas, menos mar, no es tan complicado") un sargento destacado en la vecina ciudad de Villa Paleta Sanguchera intentó labrarle un acta de infracción por llevar un bebé colgando del paragolpes trasero.
Resistió la tentación. Resistió varias tentaciones.
La primera de ellas fue largar la consabida frase "No sabés quien soy yo???". Solo el recuerdo de su venerada, anciana y fallecida madre le impidió incurrir en semejante desatino.
Las demás no fueron taaaaaaaaaaaaaan tentadoras, probablemente por ello las resistió.
No obstante lo antedicho, logó comunicarse con el superior inmediato del sargento, quien recibió, al susurro de "Si, señor Tertulio" la sarta de improperios que iban dirigidos originalmente al citado policía.- Recibió una respuesta que no lo conformó ni convenció (ni conmocionó) en demasía ("quédese tranquilo, yo se lo solucino". Tertulio piensa que si a un policía uno le dice "quedate ahí y respirá", lo más probable es que se asfixie), lo cierto es que continuó su camino, con un bebé colgado de su paraglpes.-
Y si sos tan grande, deberías pelearte con el obelisco.-

viernes, 8 de enero de 2010

Sos una cañita voladora que desafina

El espíritu navideño no es algo de lo que Tertulio, nuestro enmondiolado héroe mondiola, pueda enorgullecerse, enaltecerse o vanagloriarse. Su alma mortal se mueve cuan un péndulo sin engrasar entre un agnosticismo severo, un leve ateismo y un estado gripal de Dios, moderado, con escasa visibilidad y probabilidad de chaparrones. Se pregunta, como siempre, que es lo que ocurre detrás de la paredes que ayer se han levantado, y se responde que, quizá, nada.
Dos hechos lo tienen particularmente embebido en una especia de tristeza mezclada con asombro, mezclado con un reloj cucú, mezclado con arena y sal y pimienta a gusto. Por un lado, el hecho de que el mandamás de las fuerzas de la ley y el orden de la próspera ciudad de Mondiolandia lo haya reprendido en público por haber tomado la calle principal en contramano. Mientras escuchaba, entre cabizbajo y cabizalto (es decir, cabizmedio), con una mirada entre desafiante (que, en todo caso estaría desafiando a un helecho sito unos metros más atrás, dado que en ningún momento se atrevió a mirar a la cara al mencionado mandamás) y levemente cabizbaja (si, la mirada también), intentaba, a modo de distración y como forma alternativa de sumirse en la inconsciencia, quitarse un trozo de matambre de entre las muelas. "Ahi tenes"- pensaba mientras tanto - "a que no ves qué estoy haciendo con las muelas. Ves, ves que no lo sabes todo". Cuando el Sr. Mandamás culminó su diatriba, Tertulio se dijo a sí mismo: "Y Mamani? Por qué no le dicen nada a Mamani", y, acto seguido "Ya me van a pedir que resuelva un misterio".
El segundo hecho que lo tiene a maltraer es que vio 17 capítulos de la Pantera Rosa seguidos, y no entendió ninguno. Es que ahora que la pantera habla, pareciera que preferiría no escucharla...
Por lo pronto, sigue brindando con un cuis muerto, alzando los peludos restos como si de la mas fina anana fizz se tratara...