lunes, 18 de octubre de 2010

Baje la voz, que no estamos en la cancha.

Hay personas cuya alma es cuan una tortuga que sabe cuando nace, pero no cuando se va a morir. Y, llegado el caso, ni siquiera sabe si se va a morir o no. Esta "inmortalidad putativa" se traduce en determinados apectos físicos, psicológicos y espirituales. Físicamente, la gente se apergamina, se pone amarillenta, ve como sus pelos adoptan una forma de filamento de bombita de magnesio a medio incandescer, y deja de distinguir a simple vista entre un tanque de guerra y un tatú carreta. Psiqucamente, comienza a desenterderse de sus semejantes, llegando a adoptar la personalidad de un vaso de vidrio. Medio lleno, o medio vacío. Depende. Además, suele convencers de que usar camisas leñadoras el es el último top ten de la moda. Espritualmente, por último, el ánima se retrae, como una encía socavada por el sarro de miles de años de angustias y desazones, dejando al descubierto una monstruosa llaga, donde miles de gusanos hediondos pululan y se desgañitan por el último pedazo de una torta de chocolate que alguna vez fuera tu felicidad, y que hubo que tirar a la basura para evitar que cientos de municipales invadieran lo que hemos dado en llamar mi humilde morada.
Ramalazos de histeria colectiva surcan los cielos, y se manifiestan ante los incautos como una aurora boreal. Así como esas virgencitas que cambian la tonalidad de sus ropajes según las condiciones climáticas imperantes, hete aquí que hoy tus ojos, al posarse sobre la verdosa luz de la fotocopiadora mas eléctrica del orbe, me han indicado que evitaremos el naufragio, pero que por la tarde va a desmejorar lentamente, con probabilidad de lloviznas de choripanes aisladas, y vientos rotando del sector sud, hacia arriba primero y hacia abajo después. Pero no vientos como los que uno conoce, sino vientos que se asemejan al que corre en el subte cuando pasa un vagón cargado de chinos, un viento que no hace más que remover las iniquidades pasadas y por venir, arrojarndolas a nuestros rostros, quizá hasta abofeteándonos con ellas, para luego continuar su camino hasta Ministro Carranza.
Hallazgos inesperados reclaman soluciones impertérritas. Llega un momento en que uno debe dejar finalmente, de ahogarse en una galletita de agua y darse cuenta que el mundo es como un conejo con síndrome de abstinencia visto medio de costadito.
La última vez podría estar a la vuelta de la esquina.
Impasible e imposibilitado de apartarse del mundo capitalista que nos rodea como una masa de agua que sobornara las ancianas planicie de Gondwana, alla por el año mil vivió un homre que era un pollo. Por ese mismo motivo, desde el últimoesperpento dela moda discográfica, la Tonete´s Record nos trae hoy "Bossa´nd Kotorra Kon Katarro", desde donde los muchachos de The Sunshine Underground exclaman "Quiebra Comercial", perpetrando un merecido homenaje a la banda Mondiolense.

3 comentarios:

  1. Despojos rastreros, absurdos, indignos...! Acechad en la esquina tortuosa del sinsentido, achicharrad cual pasas del espacio sideral lo que existe sin existir con dignidad..
    Oh! Alacena! Guardais latas en ti, oh! la fecha de caducidad no estaros en la tapa... Temed! temed daros la vuelta del frasco y encontrarla allí, latente, expectante, expectosante...

    (Por último, todas las opciones son correctas! la del potus amnésico más aún.)

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  2. Pero si hay llovizna de choripanes, Guido suller va a estar de parabienes!! Se va a comprar un embudo asì de grande!!

    Yo creo que hay esperanza.

    Y la deposito en la "lingerie" de Kristina.

    Si usa "Vedetinas" finitas, estamos salvados.

    Si usa "Coulotts", vamo al horno.

    Me parece que pasa por ahì.

    un abrazo.

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  3. Tu partida ha dejado un halo de vacío alrededor de mis codos. Por ello mis manos tiemblan, cuan frágiles escolopendras desdentadas que claman por su liberación, y la del Tíbet. Y la de Willy.
    No confundamos, si 20 años no es nada, nuestra vida entonces es muy poco.-
    Y así sucesivamente.-

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No hay comentarios mas insipidos que los que se oyen en la cola de una ferreteria entre dos personas que van a comprar tornillos.