viernes, 11 de marzo de 2011

Es mi Bar Mitzvá, y lloraré toda la vida si me da la gana...

Calculó tiempo ha el sabio filósofo Totori Berugamota que con la transpiración de Dios después de jugar un partido (completo, eh...) de pelota vasca se pueden llenar tres monoambientes, como aquel que se encuentra sito en la intersección misma de calles Junín y Paraguay, a pasitos de la vereda, el que contaba con vista a un hígado de rinoceronte clavado sobre una caléndula, y tenía la particularidad de que las estrellas brillaban del lado de adentro. Es verdad que nunca fue demasiado luminoso, ni nuestro, que tanto, pero estaba allí desde tiempos inmemoriales, desde que antes de que el cantante de Los Piojos aprendiera a balbucear "uo papá uo papá uo papá uo papaáaaaaaaaaaaaaaa", desde antes que la voz cantante de Los Pericos supiera como proferir sus monótonos "iopopo iopopo iooooo", y desde antes que Gustavo Cordera perdiera su cerebro en un conocido cabaret de Palermo La Josefa. Pero, volviendo con Totori, en su demostración (la que era especialmente intrincada, por no poseer signos de interrogación, tal como una absolución de posiciones confeccionada por el mismísimo Victor Hugo Morales) agregaba ("exageraba", dirían sus detractores) que incluso sobraba sudor para llenar dos o tres peceras y que vivieran en las mismas siete sábalos sagrados, embebidos en el santísimo efluvio.
"Fotógrafos, malabaristas, gente que hace títeres, caminantes de zancos y demás pelotudos, abstenerse", rezaba el aviso clasificado aparecido días atrás en El Heraldo Mondiolense. Firmando el mismo solo figuraba un enigmático "Carlos Pérez. Contador". Sintiéndose víctima de una desgarradora discriminación, los popes de la Asociación Mondiolense de Clown y Otros Pelotudos acuden raudos ante las autoridades, quienes, maniatadas por sus propios preconceptos acerca de los alcances y especificaciones de la pelotudez humana, solo atinaron a revolear el balurdo a (quién, si no) nuestro amigo, Tertulio, el Asombroso Hombre Mondiola. Así es que, haciéndose pasar por un estudiante avanzado de reparador de heladeras, llamó al teéfono que figuaraba en pantalla ("si las operadoras están ocupadas, por favor, intente de nuevo", se decía a sí mismo, con voz de locutor colombiano y/o venezolano, sonriendo para sus adentros ante los tibios aplausos de un público opalescente. Recordaba también ese día en que llevó un inmigrante ilegal desde Plaza Miserere hasta Caballito a upa, pero fue un recuerdo totamente ajeno a las visciscitudes que nos ocupan). No fue posible establecer comunicación alguna, por lo que el caso quedó más o menos cerrado, hasta nuevo aviso.
Hete aquí que desde la Mondiol Pictures and That Kind of Things se anuncia el próximo estreno de "Los Reyes del exhorto II. Rogatoria Reloaded", con las fulgurantes apariciones póstumas de Alberto Olmedo y Jorge Porcel (interpretado este último por Alfredo Alcón). En un momento dado del filme, Jorge Porcel, tras ingerir medio kilo de harina de mandioca en busca de inspiración para su próximo sermón budista, cae en una especie de somnolencia post-hipnótica y, por supuesto, sueña. Y sueña que se halla en Plaza de Mayo, pero que el mundo es extremadamente grande, cada baldosón parece medir miles de kilómetro a la redonda, el cielo se halla aún más lejos y la casa rosada, amén de exhibir una inusitada y ligeramente obscena tonalidad verdosa, parece sonreirle, fría y expectante, desde años luz de distancia. Sin embargo, el cielo tan lejano se nubla sorpresivamente, y del mismo comienza a precipitarse una lluvia de sánguches de mortadela, sin mayonesa. Porcel, entonces acude en búsqueda del maná (surtido por quién sabe qué dios detrás de dios) y come, come hasta saciarse, pero en el sueño su apetito parece no tener fin. Sabe, no obstante, que su voracidad está siendo observada por algún ente gigantesco aunque corpóreo, y sabe que a este le agrada lo que ve, por lo que sigue comiendo. La lluvia atrae, eso sí, a mas gente, empresarios con maletines, motociclistas en patineta, colegialas ardientes y demás, quienes, semi idiotizados por el espectáculo de la mortadela cayendo del infinito, acuden en masa a atiborrarse de sambuches. Cuando el temporal parece amainar, una nueva andanada irrupe en sus (hasta ese momento) grises y miserables existencias, y todos se hartan, y festejan, y comen, y, ya ahítos, como De La Rúa, eructan al unísono. Sin embargo, Porcel sabe que algo no anda del todo bien... y es el primero, sino el único, que levanta su vista hacia el origen de la tormenta alimenticia. Y lo que ve lo horroriza hasta el límite del horror mismo. No era dios, no era un ente superior, no eran mas que unas palomas superdesarrolladas. Las Palomas Del Espacio Exterior ahora son grandes, enormes, magnánimas, y le tiran sanguches a los humanos. La primer medida del gobierno fue cambiar la letra del himno, que ahora reza "y mirar a los humanos comer, los sánguches de mortadela que las palomas les tiraaaaaan". La métrica de la canción patria hace que miles de personas mueran de calambres en la lengua (la epilepsia de los tontos, como la bautizaron los galenos), y que solo sobrevivan los tartamudos. La humanidad se degenera y todo vuelve a empezar. En ese momento, Porcel se despierta agitado, agotado, sudoroso y con un rictus de teléfono celular en el rostro. La próxima escena muestra a Porcel caminando por la costanera, las manos enfundadas en los bolsillos de su gabán, cabizbajo y pensativo, mientras suena en off la canción ideal, compuesta, claro está, por Reunión de Konsorcio, bajista de Kotorra Kon Katarro tras la dimisión de Klavíkula, y que se trata, ni más ni menos, que de "Ella no lo entiende", compuesta en colaboración con Nate Ruess y Sam Means y los demás de The Format. La parte que dice "chuchuchurururururú" gana un grammy en la categoría "Onomatopeya en un single", desplazando de una vez (y esperemos que sea para siempre) al Sucundún Sucundún de Donald, quien se alzaba con el trofeo en forma ininterrumpida desde 1967.-
TOMA!!!!!

2 comentarios:

  1. El sucundùn unido, jamàs serà vencido!!!

    No contaste el final de la peli, che!!

    Un abrazo.

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  2. No olvidemos que todavía queda mucho trabajo por delante con el "shalalalá" y el tan resonante "pepepepepé"...

    habría que inventar algo nuevo, de dificil pronunciación, para que solo unas pocas lumbreras puedan tararear... por ejemplo: "hwnhwnhnwwwhhh"
    De seguro que lo ponen como la "gran pueba" en GH...y algunos espectadores avidos de tanta sapiensa ajena, compiten con los mismos, mientras se miran unos a otros a los ojos....

    Las palomas vencerán! (no era un sueño, era una premonición onírica, se me hace)

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No hay comentarios mas insipidos que los que se oyen en la cola de una ferreteria entre dos personas que van a comprar tornillos.