martes, 17 de febrero de 2009

La vida es una molleja, pero sin limon

Mi primer pensamiento al levantarme tras el chillido desesperante del Mondio-despertador fue: "si".
Mi segundo pensamiento fue "Será de Dios, que cada vez que le paso Cif a las hornallas de mi existencia me da por hacer churrascos?"
Aconsejado (mal) por Olga, la temible Señora Cholga, decido publicar mis memorias mas recientes, que van desde la ultima puteada del colectivero cuando le crucé el Mondio-movil en la intersección de Cucha Cucha y Cagancha, recien sacadito del taller (la que, por ser irreproducible, no se reproduce), hasta instantes antes de dormirme al sonido del "Blues de la motosierra", de Cenizas de niños muertos, banda emblemática del post-punk roqueperense.
En el interín ocurrieron un sinfín de anécdotas interesantísimas, como un nuevo ataque por sorpresa de la Mujer Caracol, al grito de "ñakañakañakañaka", el que concluyó con un mangazo de $ 500 a devolver el mes que viene, o la visita del Joven Langosta a altas horas de la noche, el que se negaba a retirarse escudado en los mas inverosímiles pretextos, como "no me anda la heladera" o "no distingo una semifusa de un sol sostenido".
Si una frase pudiera resumir mi vida sería: Cada vez que llueve, mis ojos se transforman en tomates rellenos. Rellenos de puré.
Cantinero!!!! dónde está mi puré???
Pero Paula iba manejando!

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No hay comentarios mas insipidos que los que se oyen en la cola de una ferreteria entre dos personas que van a comprar tornillos.