miércoles, 25 de febrero de 2009

Milanesa´s truth

Tertulio desconfía. Desconfía más de la cuenta. No sabe si las cosas ocurren cuando han modificado la realidad el mundo que las circunda, o cuando uno se entera de que acaecieron. "Por ejemplo" - cavila, sentado en lo que parece un ornitorrinco forrado con raso azul- "si mi mujer me deja, se lleva a los nenes y me desvalija la mondio-guarida mientras yo estoy descifrando los misterios del tejo playero en mi gabinete criminológico... yo me siento un cornudo en ese momento o cuando veo que se fue con el paseador de ponys de la esquina???"
Estas meditaciones lo enfrascaron (que, dicho sea de paso, es una expresión que Tertulio adora. Todo lo que tenga que ver con frascos lo apasiona. No así lo que tiene que ver con "fresco", como el queso fresco, o el revitalizante fresco matutino de Mondiolandia) durante gran parte de la hora que duró la novela.
Pero sobre todo, Tertulio desconfía de las personas que hacen grandes cuentas galácticas en el aire (entiéndase bien, no de los que son capaces de multiplicar 28735499254,87290.3 x 87675756792874 sin mas ayuda que sus mentes y una ojota grisácea, sino de esos que dicen "compro 10 bulones a 5 pesos, entre el flete, la nafta, el semáforo, la amortización de los amortiguadores, ponele que gasto 5 mas, voy a la cancha de Laferrere, que ahí todo el mundo te compra 3 ó 4 bulones mínimo, los vendo a 5 cada uno, 5 x 10 50, menos 10, son 40 pesos por fin de semana, 160 por mes, es un negoción"), y de las personas que conocen la calle Juan B. Justo y utilizan la expresión "le pegás derecho" para indicarte como llegar a la General Paz.
Partió en busca de la felicidad. No la encontró, pero sí halló al sabio Muchacho-Arbusto, quien, con su cavernosa voz, le espetó una de las verdades más duras que un hombre puede soportar sin una torta frita de las que hace la Gorda Morcipán corriendo por sus venas. "No" -dijo el Muchacho Arbusto- "ya casi ni se hacen calculadoras a energía solar".
Nunca dos ventiladores giran sus aspas en el mismo sentido, por eso son tan buenos amigos.

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No hay comentarios mas insipidos que los que se oyen en la cola de una ferreteria entre dos personas que van a comprar tornillos.